BienVenidos

2- Otra vez tarde

Corría como alma llevada por el diablo hacia el instituto, iba a llegar tarde el ultimo día de clase. Otra vez.

Dios, me había entretenido hablando hasta tarde sobre el tiempo en el que mis padres estuvieron con vida con la tía abuela Violeta, quien había conseguido mi custodia tras su muerte por ser mi única familiar viva, después de que me regalara aquella reliquia familiar tan antigua. Una reliquia que había pasado de madre a hija desde dios sabe cuánto tiempo, una reliquia que indicaba que la hija mayor de la familia se había convertido en una mujer adulta. Era asombroso ver todas esas fotos y retratos familiares que los llevaban al cuello la reliquia familiar, desde mi tatara tatara tatara… lo que se abuela mía pasando por mi difunta madre hasta mi reciente foto con ellos puestos. Era un honor para cualquier mujer de nuestra familia figurar en aquel álbum familiar. No era de extrañar que se me hubiera ido el santo al cielo con todo aquello. E iba a pagar con ellos.

A la lejanía vi la silueta inconfundible de Laura, ¿quién más podría estar apoyada de esa manera en la pared como si todo el mundo fuera su enemigo?

- Hola Virus- la llamé con voz entrecortada por la carrera mientras me acercaba a ella corriendo.

- Ya era hora, me estaba aburriendo de esperarte aquí, ¿sabes la hora que es?- me contestó bastante osca a modo de saludo.

Esa era nuestra querida Laura, con su mata de pelo negro que le caía por la espalda y sus ojos verdosos que destacaban en su cara, y, cómo no, su querida ropa punki. Por la cara que ponía en aquellos momentos debía de tener uno de sus días en la que era capaz de morderte si no sabias tratarla adecuadamente. Afortunadamente para mí yo era una de las pocas personas que dominaba ese difícil arte con bastante maestría.

- A ver si acierto- dije pensativa-. La primera opción es que Maggie ha estado picándote y tomándote el pelo como nunca y por eso estas así o la segunda opción sería suponer que ha pasado algo con Nacho, otra vez. ¿Cuál de las dos es la razón de tu enfado, la cual estas pagando conmigo? - le pregunté intrigada. Su vida me parecía como un gran culebrón mexicano en vivo y en directo, ¿para qué la tele si la tenía a ella?

- ¿Tú que te crees?- contestó malhumoradamente haciendo un mohín con la boca- Nacho me ha dicho que ha vuelto con Jane después de que esta lo hubieran dejado el verano pasado por enesiva vez. Yo no entiendo lo de este chico decía que no iba a volver con ella- gruñó-. Un día me dice que soy su única mejor amiga y que no puede estar sin mi compañía y al día siguiente me viene diciendo que está con otra y como no quiere herirme mis sentimientos, pues sabe que voy por él, que va a dejar de hablar conmigo por una temporada porque quiere que lo olvide para no hacerme sufrir- hubo un brillo de tristeza apenas perceptible en sus ojos-. No sé qué hacer- terminó con un suspiro.

Sabía que yo era una de las pocas personas que le mostraba abiertamente su abatimiento, normalmente habría utilizado su máscara de persona osca y un tanto violenta para hacerles ver a los demás que estaba bien, pero eso no funcionaba conmigo. Además teníamos suficiente confianza la una en la otra como para no mentirnos con estas cosas y no contarles nada a personas inadecuadas o en algunos casos a nadie en absoluto.

Por esa misma amistad sentí pena por ella, pues se merecía a un chico bueno junto a ella, y odio hacia Nacho, porque la utilizaba como si fuera un pañuelo al que podía recurrir a ella cuando le apetecía. Si algún día de estos pillaba a ese tipejo…

Le unas palmaditas en el hombro.

- Todo terminará bien- le aseguré.

- Eso espero- entonces sus ojos fueron a atrapar los míos con una intensidad terrorífica-. No se lo cuentes a Ana o mañana en las noticias informarán sobre tu muerte, ¿entendido?

Fingí un estremecimiento al oír aquello, sabía que era una broma, además estaba acostumbrada a oír muchas como aquella salir de su boca cuando estaba enfadada.

- Descuida- dije alzando las manos a modo de rendición teatralmente- ¿cambio de tema?- solicité.

Supe que había acertado con el cambio de tema cuando noté como se relajaban sus hombros. Mientras su mente desterraba la imagen de Nathan sus ojos se fijaron en mi nuevo medallón y mis pendientes. Entonces recordó en qué día vivía y sus ojos se a ampliaron como los de un búho y vi un atisbo de culpabilidad en ellos cuando se dio unos golpes en la cabeza.

- Soy una tonta de remate, ¿Cómo se me pudo olvidar que son tus cumples? ¿Qué clase de amiga soy yo?

Sonreí a modo de respuesta.

- Mejor tarde que nunca, o eso dice mi vieja, así que… ¡Felicidades!- dijo saltando hacia a mí y empezando a dar tirones en mis sensibles orejas hasta dar dieciocho tirones- Ahora pareces un payaso de circo- acto seguido una carcajada brotó de sus labios, al parecer mis orejas rojas le daban una gracia impresionante.

No me sentí ofendida, soy de las que saben reirse du uno misma,por ello me toque la nariz e hice un ruidito como si fuera una bocina.

-¡Moki! ¡Moki!

Pronto las dos nos encontramos riendo enfrente del instituto, ya olvidadas sus aventuras y desventuras amorosas junto con su mal humor.

No sé cuánto tiempo estuvimos allí llorando a causa de la risa antes de que viniera Ruth, con su porrito casi terminado en la boca y con las pupilas dilatadas, y nos avisara con un tono despreocupado que las clases habían empezado para ese entonces. Cuando empezamos a caminar hacia la entrada a toda prisa nos dimos cuenta que Ruth, la siempre alegre e impulsiva chica con su eterno lema de carpe diem en cada paso que daba en su vida, se había quedado atrás. Abrí la boca para decir algo pero lo volví a cerrarlo cuando se me adelantó.

- ¿Qué pensabais pues, que las grandes fiestas se crean solas o qué? La magia no existe- nos dijo sonriente- La fiesta de esta noche será grandioso, os lo prometo, de eso me encargaré yo, o si no yo no soy Ruth la Feieren (que significa fiesta en Alemán). De un momento a otro aparecerá “Martini”-su verdadero nombre era Martina, pero por todas conocida como Martini, ya supondréis por qué- en su nuevo Renault laguna con todo lo necesario, alcohol incluido- fue en ese momento cuando se oyó el claxon- Es ella, nos vemos en la playa chicas- nos saludó mientras se dirigía hacia el coche.

Nos miramos a los ojos con una llama de excitación y una sonrisa amplia en los labios. ¡La fiesta! La fiesta que se celebraría aquella noche en la playa para celebrar el último día de instituto y el principio de nuestra vida como adultos responsables. Aquella noche abría conciertos, alcohol… lo que se describe en tres simples palabras: ¡sexo, droga y rock&roll!

Más felices que nunca nos adentramos en el edificio, cada una enfrascada en sus propias ensoñaciones. Ella, supuse, fantaseando con que Nacho se le declarara por una vez por todas y yo pensando que esa noche sería como ninguna otra de mi vida, esa noche cambiaría mi vida por completo.

En aquellos momentos no sabía la verdad que guardaban esos pensamientos…

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